miércoles, 14 de octubre de 2009

El jefe tirano.

Siguiendo a SHAPIRO, JANKOWSKI y DALE[1] hay tres tipos de personas difíciles (generalizando, claro está):
.- El intratable por situación: personas difíciles de tratar a causa de su situación o circunstancias personales. Estas personas son de trato difícil porque les ha ocurrido algo. No son intratables de suyo, e, incluso, es posible que sean personas agradables, o por lo menos razonables en condiciones normales. Pero unas circunstancias particulares, como un tropiezo con el jefe, una avería del coche, o la visita de los suegros, pueden convertir al individuo más benigno, temporalmente, en un sujeto odioso.
.- El intratable por estrategia: estas personas creen que mostrarse irrazonables les confiere una ventaja en la negociación o en la discusión. Son de trato difícil porque están persuadidos de que eso les sitúa en posición ventajosa. Creen contar con experiencias que les han demostrado que hacerse los difíciles constituye la mejor estrategia para obtener resultados.
.- El intratable por constitución: personalidad con características arriesgadas que le hacen intratable. Así es su temperamento. La característica principal de su personalidad, la que lo preside todo. Tan arraigado está en ellos ese comportamiento, que no titubean en perjudicar sus propios intereses, con tal de hacer todavía más daño a otros. No son muchas las personas constitucional o incorregiblemente intratables, pero desde luego existen.
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[1] R. M. SHAPIRO; M. A. JANKOWSKI; J. DALE, Jefes tiranos y ejecutivos agresivos, Barcelona 2006, pág. 35 ss.

1 comentario:

rasputín dijo...

Y también, Pedro, está el intratable selectivo, que es ése que pone cara de Papá Noel a todo el mundo, pero cuando enfila a su víctima es el ser más cruel, despiadado y perseverante en la maldad que te puedas encontrar.
Ése para el cual le parece poco circunscribir sus perversas actuaciones a lo estrictamente laboral, sino que lo hacen extensivo de igual manera al terreno personal e incluso al familiar.
Y lo peor de todo, que cuando esa malvada persona (¿?) es un cargo público nadie quiere saber nada.
La endogamia existente en la gauche divine socialista está permitiendo verdaderas barbaridades dentro de la Administración, sobre todo y en el 90 % de los casos, en el Sur de España, en la España hipotecada y subvencionada de la novela de Delibes; hace poco vi por enésima vez la magistral adaptación cinematográfica de Camus y la única diferencia es que ahora hay más coches.
Me alegra un montón que sigas estando ahí, Pedro. Abrazos.