lunes, 24 de marzo de 2008

Vuelta de tuerca.

Como el último comentario, debo insistir en la necesidad de una actuación conjunta de la sociedad, en la que se impida a desaprensivos cometer atroces barbaridades apoyadas en la supuesta libertad de expresión, en la que se esconden agresiones intencionadas que dañan a personas y que, por desgracia, fomentan la violencia.
Cuando un niño ve como su padre, después de saltarse un semáforo, increpa al que le recrimina, en base a un derecho de la fuerza, entonces el niño intentará convertise en el más fuerte, abusando del compañero con la garantía de tener un padre que, al final, respaldará su violencia sin contemplaciones.

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